¡HOLA!
Espero que hayas empezado con pie derecho el día y si no, no pasa nada. Que raro yo mandando una carta un miércoles, quería que llegara algo hoy. Es un día especial para mí, todo esto porque hace un año me atreví a mandar estas cartas a las bandejas de entrada de mis amigos y conocidos.
Empecé con Yo humana me permito tenerlo todo, esa fue mi primera carta pública. Ahí hablaba del por qué había iniciado este news letter y de cómo me gustaba compartir estos aprendizajes de vida con todos los que me leían.
El nivel de evolución y cambios en mi vida a partir de ese momento han sido increíbles. Todo eso que manifestaba y en su momento escribí se ha estado volviendo tangible.
¿Hay un costo que pagar? Siempre hay un costo que pagar para que todo eso que se volvió tangible, lo sea. Cuando comencé mi primera carta hable de un “breakdown”, de cómo había perdido “el sentido” a lo que hacia a diario, del momento de intro-inspección al que tuve que someterme y de querer inspirar. “Ese fue el costo que pagué” digamos, costo que en su momento odié pero después abracé.
Al día de hoy todo me inspira, las ganas están por todas partes. Y cuando vuelvo a leer esta primera carta solo me digo a mí misma: Lo lograste.
Voy a dejar las partes que al día de hoy más me inspiran, también todos los comentarios a lo largo de este tiempo que al día de hoy han sido como un apoyo gigante para que siga haciendo esto y que lo disfrute.
“Hacer sin pasión en el intento no es lo mio, llámenme intensa, llámenme lo que quieran.”
“Estaba incómoda y tenía que tomar decisiones y yo no quería. Dicen que no decidir, también es tomar una decisión, así que saquen sus conclusiones.”
“Tuve que soltar las cosas pequeñas, para hacerle espacio a lo grandioso.”
“Lo grandioso es que, después de siete meses, me reencontré. Me saludé un rato y empecé a celebrar ese encuentro, a sentirme en sincronía.”
“Ahora solo estoy en lugares donde celebran quien soy y donde me siento oportuna. Esos lugares y esas personas que no tienen qué elegirme, las elijo yo.”
Por fin me siento en sincronía, con mis trabajos y con los encuentros que tengo con cada persona que he estado eligiendo. Sigo eligiendo estas cartas y contar todo eso que beneficie a quienes se dan el tiempo de abrir este blog o este correo.
Y te preguntas, ¿Por qué esta carta se llama Vivir en tu esencia?
Porque esto de atreverse es bueno, simplemente trae consecuencias que ayudan a que sigas sincronizándote con la vida. Ser yo sin ese “que dirán”, vestirme con ropa suelta o con ropa pegada, ir a los conciertos que no a todos les gustan, ser directa, querer saber más, escuchar música de todos los géneros sin juzgar. Esa es mi esencia.
Vivir en mi propia esencia es no ganarme a nadie, es no tener qué hacer favores para caer bien o para resaltar. Saber qué no tenemos que ganarle a nadie, porque ganamos más siendo nosotros que viviendo en esa disyuntiva de querer gustar. No somos esa pieza que tiene que encajar, hay espacio para todos.
¿Qué más nos hace vivir en nuestra esencia? Creérnosla, para ser magnetismo puro. Escribir nuestra propia historia, nuestra narrativa.
El primero de este mes, fui con Lau una amiga del trabajo a airearnos por barranco. Estábamos abrumadas de tanto gaste de energía social, creo que necesitábamos ese espacio de caminatas y café.
Se nos acercó un señor a la terraza en donde estábamos conversando, nos pidió que le colaboráramos con unos alfajores pro-fondos.
En su libreta (según él, “su iphone”) apuntó lo que Lau le pagó de los alfajores y dijo: una vez que lo escribes la fé lo hace posible.
Yo le dije: La manifestación.
¡Y sí! Escribir con toda esa confianza es la mejor manera de volver tangible tus ideas, proyectos y hasta tu propia historia. ¡No te olvides de eso!
Y por eso vengo a anunciar esta sorpresa,
Se viene un taller mío para todas esas personas que siempre han tenido curiosidad por escribir, que leen estas cartas y se sienten parte de ellas, que escriben notas en su celular, que aman las historias.
Pronto estaré anunciando el nombre de este curso y el contenido del módulo, si creyeron que mi colaboración con Daniela Vegas terminaba ahí pues se equivocaron. Este taller no solo será de escritura creativa y sanadora. Si no también de ilustración, así que PRE-PÁ-RA-TE.
¡Nos vemos en otra de tantas cartas! ¡QUE EMOCIÓN!
-Cafeta.